Jubileo de los monaguillos en Moyobamba
Mons. Rafael Escudero presidió el Jubileo de los monaguillos, con ocasión del 75º aniversario de la fundación de la Prelatura de Moyobamba.
> Celebramos el 75° Aniversario de la creación de la Prelatura de Moyobamba
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Vivir la alegría de ser monaguillos en nuestras parroquias
Decenas de niños se reunieron en la Catedral para participar en la Santa Misa y ganar la Indulgencia plenaria. Concluida la celebración, los monaguillos se dirigieron en procesión hacia el Seminario de Moyobamba, rezando el Rosario por las calles de la ciudad.
En el Seminario, rezaron en la capilla, almorzaron y participaron en los juegos organizados por los seminaristas. Agradecemos al Seminario de Moyobamba por acoger a estos niños que, con su presencia y servicio en el altar, ayudan a hacer más dignas las celebraciones litúrgicas.
Hemos querido reunir a estos niños y jóvenes para que redescubran su llamado a la santidad a través del servicio que realizan y renueven ese compromiso, porque ser monaguillo es un gran privilegio, pero todo privilegio supone una responsabilidad.
En el caso de ellos, esa misión es la de crecer en la amistad con Jesús y de servirle con fe y amor en el altar. Les hemos recordado que en su familia, en el barrio y en la Parroquia saben que son acólitos, por ello tienen la responsabilidad de dar un buen ejemplo tanto por lo que hablan, escuchan, ven o hacen.
Jesús cuenta con cada uno de ellos para que sean testigos y apóstoles suyos. Ellos tienen la oportunidad de estar muy cerca del altar donde Jesús está realmente presente en el misterio de amor de su Cuerpo y de su Sangre, por eso deben vivir su servicio creciendo cada día más y más en la amistad con Él por medio de la oración, la escucha de su Palabra, el estudio del catecismo, la confesión frecuente, el servicio lleno de piedad y reverencia en la Santa Misa y sobre todo visitándole todos los días en el Sagrario”.
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En su homilía, Monseñor, invitó a los monaguillos a decidirse a ser amigos y discípulos de Jesús y a amar a los demás, «incluso a los que nos quieren mal». Después les animó a «vivir la alegría de ser monaguillos en nuestras parroquias».