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Las ofensas a la castidad

La sexualidad está ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Antes del mismo, la sexualidad se ha de vivir en castidad. Incluso los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal.

Son ofensas contra la castidad:

  • La lujuria es un deseo o un goce desordenados del placer venéreo, buscado por sí mismo y separado de las finalidades de procreación y de unión.
  • Por masturbación se ha de entender la excitación voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener un placer venéreo.
  • La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio.
  • La pornografía consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos sexuales, reales o simulados, para exhibirlos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita.
  • La prostitución atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto que queda reducida al placer venéreo que se saca de ella.
  • La violación es forzar o agredir con violencia la intimidad sexual de una persona. La violación lesiona profundamente el derecho de cada uno al respeto, a la libertad, a la integridad física y moral, y puede marcar a la víctima para toda la vida.
  • Los actos homosexuales son contrarios a la ley natural; porque cierran el acto sexual al don de la vida y no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. Las personas con tendencia homosexual deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Pero deben vivir en castidad.

Son ofensas contra la dignidad del matrimonio:

  • El adulterio. Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual -aunque ocasional­­­­- cometen un adulterio.
  • El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El hecho de contraer una nueva unión, a través del matrimonio civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente.
  • La poligamia niega directamente el designio de Dios, tal como es revelado desde los orígenes, porque es contraria a la igual dignidad personal del hombre y de la mujer, que en el matrimonio se dan con un amor total y por lo mismo único y exclusivo.
  • El Incesto es la relación carnal entre familiares dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio.
  • Las uniones libres se dan cuando el hombre y la mujer se niegan a dar forma jurídica y pública a una unión que implica la intimidad sexual. Son ilegítimas aun cuando haya intención de casarse, pues están a merced de los vaivenes de las pasiones.