Todos hemos de sentir la iglesia como propia y valorar lo mucho que Dios nos da a través de ella. De la Iglesia obtenemos el mayor bien que se puede recibir en este mundo: el sentido de la vida y los medios de salvación.
“Los fieles tienen el deber de ayudar a la Iglesia en sus múltiples necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto divino, las obras de apostolado y de caridad y el conveniente sustento de los ministros”. (CIC c.222). Y Dios, “que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt. 6,6).
Contribuir siempre al sostenimiento de la Iglesia es una obligación moral de todos y cada uno de cuantos la componen. El cuidado de los pobres la atención de los enfermos y ancianos, la catequesis, el culto, necesitan recursos materiales.
- En la pastoral de las parroquias.
- En el apoyo pastoral a las religiosas.
- En el sostenimiento de los sacerdotes.
- En la construcción de capillas.
- En los cursos de formación de animadores.
- En la oficina de proyectos.
- En el apoyo a los botiquines rurales.
- Para el mantenimiento de los centros pastorales.
- Para el mantenimiento de los seminarios.
- Para gastos de funcionamiento: personal, desaduanaje, campañas eclesiales, publicaciones, etc.
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