Beata Arequipeña Sor Ana de los Angeles

Un día como hoy 10 de enero, celebramos la memoria de la Beata Peruana arequipeña Sor Ana de los Ángeles, religiosa Dominica.

En la visita que realizó el Papa Juan Pablo II al Perú en 1985 estuvo en Arequipa y estando allí, beatificó a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo el 2 de febrero de 1985. El Santo Padre pronunció estas palabras: “Hoy la Iglesia en Arequipa y en todo el Perú desea adorar a Dios de una manera especial por los beneficios que Él ha concedido al Pueblo de Dios mediante el servicio de una humilde religiosa: Sor Ana de los Ángeles“.

“Sor Ana de los Ángeles confirma con su vida la fecundidad apostólica de la vida contemplativa en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia”, dijo San Juan Pablo II cuando beatificó a la religiosa peruana en 1985.

Nació en Arequipa (departamento de Perú), el 26 de julio de 1602, hija del español Sebastián Monteagudo de la Jara y de la arequipeña Francisca Ponce de León. Conforme a costumbres de la época, Ana fue internada en el monasterio de Santa Catalina. Vuelta al hogar por decisión de sus padres, no hizo caso a los halagos del mundo, ni las perspectivas de un ventajoso matrimonio que sus padres quisieron imponer. Estando en su hogar paterno tuvo la visión de Santa Catalina de Siena, en el que le mostraba el hábito de las monjas dominicas de clausura. Deseaba hacerse religiosa y lo puso en práctica ante la indignada reacción de sus padres. Soportó con paciencia y ánimo invicto las contrariedades y emprendió la senda de la perfección.

“Sabía acoger a todos los que dependían de ella, encaminándolos por los senderos del perdón y de la vida de gracia. Se hizo notar su presencia escondida, más allá de los muros de su convento, con la fama de su santidad. A los obispos y sacerdotes ayudó con su oración y su consejo; a los caminantes y peregrinos que venían a ella, los acompañaba con su plegaria”, dijo San Juan Pablo II.

Tuvo altísima oración, esmerada perfección en las virtudes propias de la vida religiosa, serenidad y paciencia en los sufrimientos. Falleció el 10 de enero de 1686. Beatificada en Arequipa por Juan Pablo II en 1985. Después de su muerte se reportaron numerosos casos de personas que por encomendarse a la intercesión de Sor Ana de los Ángeles o tocar alguna de sus reliquias, recibían la gracia de la curación. Esto motivó a las monjas catalinas a iniciar el proceso hacia los altares de la que podría ser la primera santa arequipeña.

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