En un ambiente de profundo recogimiento y fervor religioso, la comunidad católica de Soritor vivió el tradicional Vía Crucis por sus principales calles, en conmemoración de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.
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Una Caminata de Fe y Reflexión
La actividad, que congregó a numerosos fieles de todas las edades, se realizó con gran solemnidad y espíritu de oración, fortaleciendo la fe del pueblo en este tiempo de Cuaresma.
El recorrido inició al caer la tarde en la Iglesia Parroquial del distrito, desde donde los participantes, portando velas y entonando cantos penitenciales, siguieron las 14 estaciones que rememoran el camino de Jesús hacia el Calvario. Las calles se transformaron en un espacio de meditación y encuentro con el misterio del amor redentor de Cristo.
Cada estación del Vía Crucis fue acompañada por reflexiones inspiradas en las realidades de la vida cotidiana, especialmente aquellas que viven las familias, los jóvenes, los enfermos y los más necesitados. Los textos fueron preparados por los agentes pastorales de la parroquia, promoviendo la participación activa de los laicos y resaltando el llamado a vivir una fe comprometida.
El párroco de Soritor, quien presidió el acto litúrgico, recordó en su mensaje la importancia del Vía Crucis como una oportunidad para unirnos espiritualmente al sacrificio de Cristo:
“Este camino que recorremos juntos no es solo un recuerdo histórico, sino una invitación actual a cargar con nuestras cruces cotidianas con fe y esperanza, sabiendo que Cristo camina con nosotros.”
Camino a la Pascua
Durante el recorrido, los fieles mostraron signos de devoción profunda: algunos caminaban descalzos como ofrenda, otros acompañaban en silencio, y muchos se unieron con cantos y rezos. Vecinos adornaron las veredas con velas, imágenes y altares, dando testimonio de su fe viva y de su deseo de mantener vivas las tradiciones de la Iglesia.
El Vía Crucis marcó un momento significativo dentro de la preparación para la Semana Santa. Desde la parroquia se exhortó a los fieles a vivir estos días santos con intensidad espiritual, participando en las celebraciones litúrgicas y profundizando su vida de oración.
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