En un ambiente lleno de devoción mariana y fe viva, la comunidad cristiana celebró con gran alegría el cierre del Mes Mariano con la Eucaristía de Consagración a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Fátima, donde 38 hermanos sellaron su compromiso espiritual de rezar el Santo Rosario todos los días, desde cualquier lugar donde se encuentren.
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Durante la Santa Misa, presidida por nuestro párroco, se vivieron momentos de profunda emoción y entrega. Los consagrados, previamente preparados durante el mes de mayo con oración y reflexión, ofrecieron a la Virgen Santísima su promesa de fidelidad y devoción mariana como un camino seguro hacia Jesús.
Como signo visible de esta consagración, el párroco entregó a cada uno de ellos una medalla bendita y un rosario, símbolos del amor y la protección maternal de María, así como del compromiso personal de rezar con perseverancia, pidiendo por la paz del mundo, la conversión de los corazones y la santidad de las familias.
Esta celebración mariana no solo marca el final de un mes dedicado con fervor a la Virgen, sino también el inicio de un nuevo tiempo de gracia, donde estos 38 consagrados caminarán más cerca de Dios a través del corazón de María.
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