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Comentario del Evangelio La Sagrada Familia, Lucas 2,41-51

SuscrĂ­bete a nuestro canal 👉 http://bit.ly/SuscribeteSanGabriel El Padre JosĂ© JoaquĂ­n comparte con nosotros el #EvangelioDeHoy​​​​ Domingo 26 de Diciembre 2021, Evangelio segĂșn San Lucas 2,41-51.
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Que la paz y la alegrĂ­a del Señor JesĂșs, reciĂ©n nacido, estĂ©n con ustedes.

Ayer celebramos la gran solemnidad de la Natividad del Señor, y todavĂ­a estamos en la octava de Navidad. Por lo tanto, nos felicitamos hasta el dĂ­a 1 de enero inclusive, diciĂ©ndonos “feliz Navidad”, es decir, te felicito por el hijo que has tenido. Y asĂ­ es, estamos de enhorabuena todos los que creemos en este Misterio, porque a travĂ©s de la liturgia de la Iglesia, nos ha nacido un Salvador, el MesĂ­as, el Señor. Este Niño, hijo de MarĂ­a y de JosĂ©, es tambiĂ©n nuestro hijo, nuestro tierno niño, al que adoramos en el pesebre porque es verdadero Dios.

Cuando acontece un domingo entre la Navidad y el día 1 de enero, se celebra la fiesta de La Sagrada familia de Nazaret. Es lo que hoy día 26 de diciembre, estamos celebrando. Pero también acudimos, con toda confianza, al santo del día, el primer mårtir, el diåcono San Esteban.

Seguimos en el día de Navidad, y por ello, con los pastores y los magos de oriente, vamos corriendo para encontrar a María, a José y al niño, antes de que salgan hacia Egipto, porque Herodes quiere matar al Rey que acaba de nacer. Todos sabemos lo que aconteció en Belén y sus alrededores, cuando esté rey malvado mandó a sus tropas. Pero la sagrada familia ya estaba salvo en Egipto.

Una vez mĂĄs, el ĂĄngel del Señor se aparece en sueños a San JosĂ© y le dice que tiene que huir a ese paĂ­s extranjero, donde se quedarĂĄn hasta nuevo aviso. Una vez mĂĄs, la voluntad de Dios y sus planes sorprenden a los que mĂĄs ama. San JosĂ© no duda, y toma a MarĂ­a y a JesĂșs, de noche, y emigran a Egipto. AsĂ­ se cumplirĂĄ la profecĂ­a: “de Egipto llame a mi hijo”. No sabemos exactamente cuĂĄnto tiempo estuvieron forasteros, pero ciertamente lo pasarĂ­an bastante mal.

Al morir Herodes, de nuevo el Señor habla a JosĂ© en sueños, a travĂ©s de su ĂĄngel, para que regrese a la tierra de Israel. Al dĂ­a siguiente, se levanta JosĂ© y, tomando al Niño y a su madre, volvieron a su patria. Pero, como en Judea reinaba Arquelao, hijo de Herodes, el ĂĄngel le indicĂł, de nuevo en sueños, que se instalaran en Galilea, en una pequeña ciudad llamada Nazaret, asĂ­ se cumplirĂĄ otra profecĂ­a: que JesĂșs se llamarĂ­a Nazareno. Con este tĂ­tulo, escrito por Pilato, morirĂĄ en la cruz.

En este dĂ­a, nuestra madre la Iglesia, quiere que fijemos nuestra mirada en la llamada “Trinidad de la tierra”: JesĂșs, MarĂ­a y JosĂ©. Nos fijamos en todos los detalles que los evangelios nos transmiten de la vida de esta Santa familia, desde el dĂ­a en que JesĂșs nace en el pesebre de BelĂ©n, hasta la muerte de San JosĂ© y el comienzo de la vida pĂșblica de nuestro Salvador. La verdad es que no tenemos muchos detalles, pero tampoco nos hacen falta. Sabemos que vivieron cada instante de su convivencia en el mĂĄs profundo y tierno amor.

Al contemplar la vida de la sagrada familia, no nos quedamos sĂłlo admirados por sus virtudes vividas en el hogar, sino que, con toda confianza, acudimos a los tres para pedirles lo que estĂĄn deseando darnos. Los padres acudimos a San JosĂ©. Las madres, a MarĂ­a. Los hijos acudimos a JesĂșs. Los esposos conversan con San JosĂ© y la virgen MarĂ­a. Y todos experimentamos el mayor interĂ©s de su parte, para ser atendidos en nuestras necesidades. ÂĄQuĂ© hermoso es todo esto!

ÂżY quĂ© consejos nos dan JesĂșs, JosĂ© y MarĂ­a? La verdad es que no nos dan consejos, sino que nos alcanzan la gracia de Dios para renovar nuestra vida matrimonial y familiar. Pero hemos de pedĂ­rselo. A travĂ©s de las lecturas, ellos nos indican que en la familia tenemos que vivir el cuarto mandamiento, es decir, honrar a nuestros padres, educar con amor a nuestros hijos, que los hermanos se amen, que todos los que vivimos en un mismo hogar permanezcamos unidos en el verdadero amor cristiano.

La lectura primera de la palabra de Dios, nos asegura que Dios premia, ya desde esta vida, a los que honran a sus padres con el amor y el respeto: quien honra a su padre expĂ­a sus pecados, y quien respeta su madre acumula tesoros, quien honra a su padre se alegrarĂĄ de sus hijos, y cuando rece, serĂĄ escuchado; quien respeta a su padre tendrĂĄ larga vida, y quien honra a su madre estĂĄ obedeciendo al Señor. ContinĂșa el texto sagrado exhortando nos a cuidar a nuestros Padres en su vejez, sin causar les tristeza, teniendo indulgencia con ellos, aunque pierdan el juicio; que jamĂĄs los despreciemos y siempre tengamos compasiĂłn hacia ellos. Dios nunca olvida la compasiĂłn hacia al padre; tendrĂĄ como premio el perdĂłn de los pecados. ÂżNo te parecen maravillosas estas promesas del Señor? Hagamos examen de conciencia de cĂłmo hemos tratado y tratamos a nuestros padres.

El salmo responsorial nos recuerda la necesidad de vivir con el santo temor de Dios, siguiendo sus caminos, si queremos ser dichosos en esta vida y en la eternidad. Dios bendice el hogar y la familia del hombre que lo teme y cumple sus mandatos.

La lectura de la carta a los colosenses, no necesita ningĂșn comentario: es una preciosidad. DeberĂ­amos ponerla en un cuadro en nuestras casas, para poder recordar los consejos del Señor de vez en cuando. San Pablo nos recuerda que somos santos y amados, elegidos de Dios, y, como tales, debemos vivir nuestras relaciones familiares: compasiĂłn entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Cuando tengamos quejas contra alguien de casa, que sepamos pedirnos perdĂłn y perdonarnos, como nos perdona Cristo. Por encima de todo, vivamos el amor cristiano, para lograr la unidad perfecta. AsĂ­, la paz de Cristo reinarĂĄ en nuestro corazĂłn. El apĂłstol nos recuerda que debemos participar en la eucaristĂ­a y que la palabra de Cristo debe habitar entre nosotros en toda su riqueza. Para lo cual debemos leerla y meditarla cada dĂ­a. TambiĂ©n nos exhorta a rezar con los salmos, es decir, con la liturgia de las horas.

Repito que debemos leer despacio este texto sagrado. Que sepamos hablar y actuar siempre en el nombre de JesĂșs, dando gracias a Dios Padre por medio de Ă©l. Que seamos esclavos los unos de los otros, por amor.

Feliz fiesta de La Sagrada familia. Feliz Navidad. Bendiciones.

#PalabraDelSeñor

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