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Comentario del Evangelio del XV Domingo del Tiempo Ordinario Mc 6,7-13

Suscríbete a nuestro canal 👉 http://bit.ly/SuscribeteSanGabriel El Padre José Joaquín comparte con nosotros el #EvangelioDeHoy​​​​ Domingo 11 de Julio 2021, Evangelio según San Marcos Mc 6,7-13 Conéctate con la #LectioDivina​​​​ 📖 https://bit.ly/ComentarioDelEvangelio

¡Que la gracia y la misericordia del Señor estén con todos ustedes!

Acudimos en este domingo 11 de julio a San Benito Abad fundador de la orden benedictina y patrono principal de Europa, para que nos asista con su poderosa intercesión, que nos alcance toda clase de bendiciones para el cuerpo y para el alma. De hecho, el nombre Benito significa bendecido, bendecido por Dios. Suplicamos a nuestro Padre que ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cual es la esperanza a la que nos llama.

¿Cuál es la esperanza para la que Dios nos llama? La respuesta nos la da San Pablo en la segunda lectura donde bendice a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Antes de que fuera fundado el mundo, Dios nos eligió en Cristo para que fuésemos santos e intachables ante el por el amor. Por medio de Jesús, somos hijos del Padre celestial, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos ha concedido tan generosamente en su Hijo amado.

Así pues, hermanos, la esperanza a la que Dios nos llama es ser santos, y vivir como hijos amados, perdonados de nuestros pecados por la sangre redentora de Jesús. Nosotros somos unos privilegiados, porque conocemos el misterio de la voluntad de Dios, que culminará en la plenitud de los tiempos: Cristo será la cabeza de todas las cosas del cielo y de la tierra, todo será recapitulado en él, toda rodilla se doblará ante el Redentor de los hombres.

Mientras llega el momento final de la historia, los cristianos, marcados con el sello del Espíritu Santo, vivimos para darle gloria, para ser alabanza de su gloria. Todo esto lo sabemos por la predicación del Evangelio y el testimonio del mismo Jesucristo en su Iglesia. Hemos creído en Jesucristo y, por esta fe, alcanzamos gracia que nos auxilia oportunamente en el camino de la santidad. Pero este regalo tan grande no lo guardamos en nuestro corazón, sino que lo anunciamos con valentía y con alegría.

El anuncio de este misterio de Jesús, único Salvador y Juez de todos los hombres, es el mensaje que deben predicar los apóstoles enviados en el Evangelio de este domingo. El Señor los envía de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos, para expulsar demonios. Ellos deben predicar la conversión, exhortando a todos para que abran sus corazones al arrepentimiento de sus pecados y a la fe en Jesucristo. También administran el sacramento de la unción de los enfermos ungiéndolos con aceite.

Les da una serie de instrucciones y recomendaciones prácticas: que no lleven mucho equipamiento ni medios materiales ni dinero, es decir, que se presenten con humildad y pobreza, con sencillez. Que acepten con agradecimiento la hospitalidad de la casa donde entren, deseándoles la paz de Dios. Pero también los prepara para encajar el rechazo de los que no quieran recibirlos ni escucharlos. Deben dejar claro que rechazarlos a ellos es rechazar a Jesús y su salvación.

Esta misión de los doce apóstoles, continúa en la Iglesia, no sólo por el ministerio de los obispos y los sacerdotes, sino también de todo el pueblo de Dios, cada uno con su carisma y su estado de vida, pero todos estamos llamados a la misión de dar a conocer ese misterio de la voluntad de Dios: el plan que el Padre ha realizado por Cristo en la plenitud de los tiempos. Este plan tuvo su comienzo por la encarnación del hijo eterno y tuvo su cumplimiento en la Pascua de Jesús, a través de su pasión, muerte y resurrección.

Antes de subir al cielo, el Señor nos dejó la misión de anunciar el Evangelio, la buena noticia de que Dios es amor y nos ama hasta el extremo de morir en la cruz por cada uno de nosotros. La buena noticia de que somos hijos amados de este Dios tan bueno. La buena noticia de que, por Cristo, hemos sido bendecidos y elegidos para vivir una vida de santidad, siguiendo al mismo Jesús y cumpliendo la voluntad del Padre.

Nuestro Señor nos anuncia la paz, su salvación está cerca de los que lo amamos y tememos. La gloria de Dios habita en nuestra tierra por medio de su Iglesia. Su misericordia y su fidelidad se derraman en nuestros corazones, su justicia y su paz se hacen presentes por medio de la predicación, que ofrece la salvación.

El Señor muestra la luz de su verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al camino. La luz y la verdad son el mismo Jesucristo. Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pero para que esta voluntad de Cristo se haga efectiva, necesita predicadores y misioneros que la anuncien con entusiasmo.

Pedimos a nuestro Padre que nos conceda, a los que nos profesamos cristianos, rechazar lo que es contrario a este nombre cristiano, y cumplir cuanto en él se significa. Rechacemos todo lo que no sea verdadera santidad. Vivamos lo que somos: elegidos y bendecidos en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales. Destinados a vivir como hijos, es decir, siendo alabanza de la gloria de su gracia. Amén.

#PalabraDelSeñor

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